Un día con nosotros, una experiencia para el recuerdo


En Campamentos Ánade hay tiempo para todo: diversión, juegos, aventura, educación, formación en valores… Sabemos que el tiempo es oro y, en nuestros Campamentos, queremos enseñar al niño que hay un momento para cada cosa.

Nuestros monitores se encargan de programas las actividades de cada día, buscando siempre el que el niño participe en aquellas actividades que más le llenen, pero también procurando que dedique un tiempo a aprender y, en su caso, estudiar.

En función de la edad de los acampados, Campamentos Ánade divide a los chicos en grupos, con el objetivo de atender mejor sus necesidades mientras se alojen en nuestras instalaciones. Así, estos son los grupos de chavales en Campamentos Ánade:

Entre 7 y 8 años: Miniaucos y Miniaucas (en Colonias)
Entre 9 y 10 años: Aucos y Aucas
Entre 11 y 12 años: Alcatraces y Gaviotas
Entre 13 y 14 años: Albatros y Albatras
Entre 15 y 16 años: Gansos y Gansas

Y, a modo de muestra, este es el horario de la mayor parte de los días, a excepción de los días de excursión, visitas organizadas y los programas de estudio:

8:45 Hora de levantarse
9:15 Izado de la bandera
9:30 Desayuno
10:00 Limpieza de tiendas
10:30 Revista y consigna
11:00 Juegos / Deporte
12:00 Ángelus
12:05 Juegos / Deporte
13:45 Baño
14:30 Comida
15:00 Hora tonta
16:30 Juegos / Deporte
18:30 Merienda
19:00 Preparación de la velada
20:45 Arriado de la bandera
21:00 Cena
22:00 Velada / Juego nocturno
23:30 A Dormir

 


UN DÍA EN EL CAMPAMENTO

Temprano despierta el Campamento y, pronto, se llena el bosque de las risas y gritos de la chavalería que hace, primero, callar a los asombrados pájaros, para luego mezclarse juntos en una impresionante algarabía que suena a vida, esperanza, ilusión… ¡¡¡Cinco minutos!!!…, y van asomando las caras y alzándose las voces ¡ya voy!… ¡despierta Javi! ¡arriba! D. Nacho, ¿a que hora quiere que se le sirva el desayuno?…¡YA VOY! Es que no encontraba los…

Poco a poco, salen los chavales y enfilan somnolientos, unos, corriendo, otros, el camino de los lavabos. El agua fresca acabará de despertar a todos. Juan acaba de meter con tiento el índice bajo el generoso chorro del lavabo y pone una tremenda cara de angustia, metiéndose la mano en la boca: brrrrr…¡está helada! Y se zambulle entre risas en el agua frotando con fuerza su cara. ¡El calentador! ¡Quién ha sido el despistado que no ha enchufado el calentador! Grita un instructor con voz imperiosa y recoge agua con las manos generosamente que deja le chapuce medio cuerpo. Sí, poco a poco, los enemigos del agua y, más, del agua fría, se van animando a lavarse…

Piii, Piii. ¡A Izar!Se forman los grupos, se pasa revista y se entona el himno mientras ascienden las banderas de Ánade, Zaragoza, Europa, Aragón y España. El Jefe de Campamento da las consignas, señala las tareas que hay que realizar y se levantan las manos de aquellos que participaran en grupos con sus monitores y monitoras para realizarlas.
Después, ¡a desayunar!

Pan, pan, pan, … se oye como si de una batalla se tratara. La mermelada, la mantequilla, las galletas, la mantequilla, el cacao desaparecen velozmente empapando torretas interminables de pan, 1,2,3,4,5,6, ¡mira! ¡mira! todo esto me lo como yo solo.
Risas, proyectos… y rápidamente transcurre el desayuno y, a continuación …
A arreglar las tiendas. ¡Ayúdame a sacudir las mantas! ¡Dale la vuelta al saco! ¡Los papeles a la papelera! ¡La ropa sucia a la bolsa! ¡Ordena un poco mejor tu ropa! Una impresionante actividad se ha despertado para dejar listas para revista las tiendas lo antes posible.
¡Luis, devuelve la escoba y la fregona! ¿Quién pasa revista hoy? ¿Oye, Ángel, está bien así? ¡Hoy ganamos! Las chicas, al igual que los chicos, se esfuerzan en dejar todo bien recogido y limpio y se preparan para la Consigna y Revista.

Bajo la sombra de la carpa blanca, sentados en los bancos, reciben las palabras del jefe de Campamento, que les habla hoy de la generosidad. Todos escuchan atentos las explicaciones y después forman delante de su tienda de campaña para la Revista.

Pasada la revista y tomadas las puntuaciones, cada equipo de chicos y chicas marchan a realizar sus trabajos dirigidos por un encargado. Preparan el tablón de anuncios , hacen un P. H., arreglan el puente, recogen las bolsas de papeles, limpian el comedor y los baños y un largo etcétera de trabajos que rápidamente se lleva a cabo. Después, los juegos.

A las doce el sonido de la Campana nos llama a todos ante la imagen de Nª Señora del Tejo y de las Nieves para el rezo del Ángelus, breve acto de agradecimiento y amor a quien, como Madre, nos cuida y protege.

Seguido, continúan las actividades y juegos: Voleibol, ping-pong, futbolín, marro pañuelo, etc, hasta que el sol del día nos invita a acudir a las pozas para el baño: risas, canciones, juegos, bromas y transcurre el rato, bronceándose al sol y disfrutando con el agua en impresionante algarabía. ¡Eh! ¡Sal del agua! ¡A Comer! ¡Eh, moce! Cámbiate el bañador, no se puede comer con el traje de baño mojado y… ponte una camisa.

Después de la sencilla bendición de agradecimiento a Dios. La comida abundante y sabrosa hace las delicias de chicos y grandes, que se asombran de la cantidad de alimentos que ingieren. Y las charlas y bromas animan el comedor en el que en vano se esfuerzan en dar a basto los instructores para llenar los platos.

Después de comer, a recoger y limpiar; y luego llega ¡la hora tonta! que nos invita al descanso…. Llega el momento de tumbarse a la sombra y leer, escribir a casa, charlar, jugar en reposo a los juegos más tranquilos…

 

Más tarde, comienza la clase técnica preparatoria de los juegos y, rápidamente el paseo. Los juegos en los que transcurre la tarde solamente interrumpidos por la merienda. Umm… ¡Qué bueno! ¡hoy bocadillo de nocilla!…

Seguidamente, más juegos y partidos, o nos juntamos para aprender y ensayar canciones, cuando ya empieza a refrescar, por lo que hay que ponerse ropa de abrigo, jerséis… Así templamos las guitarras y nuestras voces, para formar una coral que, si bien no es perfecta, expresa los sentimientos y la alegría de los acampados.

Al atardecer (si contamos con sacerdote), la Santa Misa; si no, nos juntamos para escuchar el Evangelio del día y su comentario. Así, juntos en torno al Señor, se reavivan los propósitos de hacer las cosas mejor y surge espontáneo el agradecimiento a Dios por lo bien que lo pasamos, a la vez que ponemos en sus manos a las personas y las cosas que queremos.

De ahí… a arriar banderas. Acto solemne en el cual el Jefe de Campamento da lectura a los nombres de los equipos de chicos y chicas distinguidos por su comportamiento y expone los proyectos y actividades del día siguiente para cada una de las secciones del Campamento. Entonando el himno, descienden solemnemente las banderas que con ilusión habíamos izado, de la mano de los representantes de los galardonados. Raro es el año que no han pasado todos los acampdos a izar o arriar las banderas.

Sin mas dilación, ¡a cenar!… La cena, en la que se repiten las escenas del mediodía, recoge las anécdotas de la jornada en animado coloquio. En muchas ocasiones se ve interumpida por canciones que juntos cantamos y, sobre todo, nos sumamos al AKILELE que hasta extremos de extásis nos entona Miguel Ángel: oh oh oh oh Ki le le, oh oh oh oh Ki le le…..

El farol del Campamento: Entrañable velada en la que se suceden las risas, las representaciones, los chistes, los cantos, que van empapando a los acampados de profunda emoción porque es cariño a raudales el que, en torno a la luz, se va derramando en forma de chiste, de anécdota, de canción e incluso de baile…

Cuando todo en la montaña se va haciendo intimidad, se desdibujan las montañas y los árboles y todo queda en oscuridad, brota una luz en el centro que ilumina los cuerpos y pinta en las caras de los acampados risas, sueños, nostalgias y amor. El farol del campamento con mil chispas de cariño concentradas en un deseo de hacer felices a los demás. La velada del Campamento es el resultado de una actitud, de un día que se ha vivido entre los demás, con los demás, y para los demás.

Poco a poco, se va haciendo patente, entre risas y emoción, un sentimiento de gratitud y de amor y ello se recoge en la despedida en la pequeña Capilla del Campamento, a la que acudimos en pequeños grupos ante el Señor con el “Buenas noches Jesús” que nos encomienda a todos los acampados a su cuidado.

El silencio, luces…, luces que se derraman en hilera hacia los campos, es el último espectáculo del que son testigos estos montes que nos rodean. Chavales y chicas que, fatigados pero con un gran gozo dentro de sí, se dirigen a su tienda de campaña para el merecido descanso. Pasan unos minutos de risas y charlas y, poco a poco, en el Campamento se hace el SILENCIO.